Los he invitado a reflexionar en este espacio sobre la inteligencia artificial (IA) y la automatización, considerándolos como una ventana hacia las oportunidades y la autorrealización. Por desgracia, es inevitable reconocer que el proceso trae también consigo una dimensión difícil e incómoda para aquellos que serán desplazados por los avances. ¿Cómo abordar la situación?
Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional menciona que la IA afectará cerca del 40 por ciento de los empleos a nivel global y en las economías desarrolladas, el porcentaje asciende al 60 por ciento. Este escenario plantea riesgos tangibles, como la reducción de la demanda de mano de obra, la disminución de salarios y, en los casos más extremos, la desaparición completa de ciertos puestos.
Poniendo en contexto el fenómeno, hemos sufrido transformaciones de manera constante a través de la historia. Por ejemplo, la invención de la imprenta reemplazó a los copistas que transcribían textos a mano. Sin embargo, lo que distingue a la era actual es la aceleración de estos cambios, los cuales inciden directamente en todas las profesiones, mientras que, en el pasado, las repercusiones se percibían más en trabajos físicos o manuales.
Seguirá habiendo plazas, pero el incremento de eficiencia conlleva a menos posiciones disponibles y a remuneraciones más bajas.
Ante esta transformación, ¿Qué acciones tomar?
1.- Primero, es esencial prever. En cualquier crisis, conviene mantener la serenidad y valorar con objetividad el impacto en nuestro ámbito laboral.
2.- Veamos la manera de potenciar el perfil profesional ante la IA. Tomemos como referencia el chiste del cazador que se pone tenis, no para superar al león en la carrera, sino para aventajar a su compañero. Esta analogía, pese a ser cruda, presenta la realidad de la competencia laboral: la diferencia radica en ser más ágil que los demás.
3.- Si el cambio es inminente, la “reconversión” se vuelve crucial. Prepararse y explorar nuevas posibilidades resulta fundamental. Si observamos a nuestro alrededor, hallamos relatos de personas que, tras enfrentar crisis severas, no sólo sobrevivieron, sino que mejoraron.
4.- La capacitación, ya sea institucional o informal, es básica, en especial en campos que tengan que ver con el avance tecnológico. Esto cobra relevancia para jóvenes en proceso de elección de carrera.
5.- Ser flexibles y resilientes, dispuestos a adaptarnos a nuevos papeles, incluso a "desaprender" para asimilar otros conceptos.
6.- Entender cómo compaginar conocimientos en diferentes campos permite encontrar soluciones innovadoras y versatilidad en la integración laboral.
7.- El emprendimiento se erige como un horizonte lleno de oportunidades, siempre y cuando se identifiquen nichos de mercado que sean lo menos vulnerables a la transformación tecnológica.
Este es un tema que vale la pena seguir abordando porque la historia apenas se escribe y por eso te invito a dar tu opinión. Coméntame en redes sociales como LinkedIn, Instagram o X y sígueme en el podcast “Dinero y Felicidad” en Spotify o Apple Podcast, entre otros.
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