Si es tu pareja quien se encarga de las tareas del hogar, te invito a agradecerle y valorar su trabajo. Y si eres tú quien desempeña ese rol, quiero destacar el enorme esfuerzo que realizas.
El concepto de la "liberación de la mujer" ha evolucionado hacia un enfoque más amplio de igualdad e inclusión, donde buscamos condiciones laborales justas para todos, sin importar el género. Sin embargo, el papel de quien permanece en casa continúa siendo infravalorado y según las estadísticas, más del 70 % son mujeres.
La familia es un equipo, y cada miembro cumple un rol clave para que todo funcione. Quien cuida de la casa asume tareas de soporte emocional, educación, transporte, limpieza, enfermería, entre muchas otras. El valor emocional y el apoyo que brinda son innegables, pero también debemos reconocer el aporte financiero de estas acciones, pues significan un ahorro considerable en servicios que, de otra manera, serían contratados, además de prever y evitar otros gastos.
En el terreno de las finanzas familiares, quien tiene estas responsabilidades con frecuencia también administra el presupuesto. Garantiza que los ingresos rindan al máximo y asigna el ahorro posible.
En México, el trabajo doméstico sin remuneración, como el realizado por amas de casa y cuidadoras, tiene un valor económico significativo. De acuerdo con el INEGI, representa alrededor del 25 por ciento del Producto Interno Bruto. Las mujeres aportan cerca del 72 % de este valor total, lo cual refleja la desigualdad en la distribución de estas tareas.
La cuenta del trabajo no remunerado en México incluye una variedad de actividades realizadas por los miembros del hogar sin recibir compensación económica y se dividen en dos categorías principales: labores domésticas y cuidados familiares. Si analizamos el costo de oportunidad, considerando las alternativas sacrificadas al elegir permanecer en el hogar, podemos ver que el costo es muy alto, pues a menudo implica renunciar a un salario y a la posibilidad de recibir una pensión en la vejez.
Reflexionemos sobre lo injusto que resulta invisibilizar estos esfuerzos y la necesidad urgente de reconocer y agradecer su impacto en nuestras vidas. El valor de quienes cuidan y sostienen el hogar es tanto monetario como emocional. Si lo viéramos como un emprendimiento, estaríamos hablando de la construcción de una familia, la solidez de la educación de los hijos y el desarrollo de la pareja.
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