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La abundancia como brújula financiera para 2026

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Al aproximarse el cierre del año, es común plantear propósitos para el siguiente. Casi siempre aparecen en forma de una lista específica, aunque dispersa, como cambiar el auto, ahorrar, liquidar alguna deuda pendiente. Son metas legítimas que tienden a diluirse en cuanto la rutina recupera su espacio. Por eso quiero proponerte un punto de partida distinto para 2026, uno que funcione como eje y brinde un sentido más potente: la abundancia.

Por lo regular se piensa en las finanzas personales bajo la idea simplista de “apretarse el cinturón”. Pero centrar toda la atención en los recortes reduce posibilidades y puede frenar el desarrollo profesional y el bienestar. Cuando alguien desea viajar con mayor frecuencia o acceder a ciertos “lujos” valdría la pena preguntarse cómo elevar la capacidad de generar valor.

Pensar desde la abundancia orienta el esfuerzo hacia el crecimiento del ingreso y del patrimonio. Este cambio de mirada invita a ampliar el horizonte y cuestionarse a qué tipo de vida económica se aspira para la próxima década, en lugar de actuar sólo desde el disfrute inmediato.

Vivir dentro de las posibilidades actuales se convierte entonces en un punto de apoyo. Gastar menos de lo que se gana provee “oxígeno” financiero, un margen que permite enfrentar imprevistos sin endeudarse y que, además, facilita la construcción de patrimonio.

Ese espacio solo crece de forma sostenible cuando aumenta la capacidad de generar valor, lo cual conduce a observar el mercado con atención e investigar de qué manera puedo volverme más valioso o en qué área tendría sentido emprender para obtener nuevos recursos.

Los hábitos diarios también influyen. Vale la pena definir prácticas que favorezcan un entorno de prosperidad, como el ahorro automático, el seguimiento periódico de los gastos menores y una actitud consciente frente al consumo. Cada una aporta más de lo que parece.

A esto se suma la necesidad de priorizar las inversiones sobre el dispendio para aparentar estatus. Un nivel económico sólido se construye a partir de habilidades, activos productivos y educación financiera.

El equilibrio entre disfrute presente y perspectiva del futuro sigue siendo clave. No se trata de un sacrificio constante ni de convertir cada antojo en un derecho absoluto. Viajar, convivir y darse gustos puede integrarse a un proyecto de vida sano siempre que exista cuidado por la estabilidad.

Si algo ofrece el próximo año es la posibilidad de ordenar las decisiones financieras con mayor coherencia. Una visión de abundancia brinda dirección y ayuda a que cada acción, grande o pequeña, contribuya a construir una vida económica más estable.

¿Cómo abordarás el 2026? Coméntame en LinkedIn, Instagram, o X y sígueme en el podcast “Dinero y Felicidad”, en Spotify, Apple Podcast, entre otros

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