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En tus finanzas, “no dejes camino por vereda”


Recuerdo la moraleja de un cuento que contaba mi abuela: “no dejes camino por vereda”, haciendo alusión al peligro que se corre al tomar atajos, en lugar de andar por una vía transitada. Aunque pareciera un consejo viejo, está más vigente que nunca en el terreno de las finanzas personales.

Si buscas en libros de Amazon “Cómo hacerse rico” se superarán los 3 mil resultados, y en google las opciones son de casi 12 millones de sitios. Es evidente que si tuvieran la clave de la abundancia económica habría muchos más multimillonarios.

Proliferan estos títulos porque comercialmente son atractivos; todos quisiéramos que el dinero llegara fácil, pero en realidad, fuera de las actividades delictivas; sacarte la lotería; o recibir una cuantiosa herencia, será difícil que alguien se haga rico en forma exprés. Tiene que ver con el esfuerzo, la constancia, las buenas ideas e incluso con el trabajo de varias generaciones.

El peligro de circular por la “vereda financiera” es el provocar problemas legales, un fuerte quebranto o la frustración.

La manera rápida de disfrutar algo sin contar con la capacidad de pago, es el endeudamiento; sin embargo, suele ser una trampa, pues la apariencia muy pronto se desvanece en el momento en que se cae en una espiral de crédito e insolvencia.

La “desesperación” por alcanzar la riqueza induce también decisiones equivocadas en torno a las inversiones que, si bien pueden ser prometedoras, llevan a un enorme riesgo con tal de ganar por arriba de lo tradicional.

Peor aún si se topa con un “vendedor-estafador” que ofrece esquemas piramidales tipo Ponzi que en principio generan grandes rendimientos en los estados de cuenta, pero luego se desbaratan, desapareciendo todo el recurso invertido.

En los negocios la “vereda” tiene sus costos; por ejemplo, cuando se rehúye reconocer un fracaso y una pérdida razonable, puede llegar a comprometerse el patrimonio familiar. En ocasiones la ruta tortuosa es la indicada.

Lo anterior no significa que uno deje de innovar y ser disruptivo con lo que uno hace, sino de tener los pies en la tierra en cuanto a las verdaderas posibilidades de éxito en los que uno emprende, analizar y estar consciente de los límites.

La propuesta es reflexionar sobre si la vía rápida es la conveniente o es factible recorrer otra que sea más larga, pero segura.

¿Has tomado camino por vereda? ¿Cómo te fue? Coméntame en Instagram: @atovar.castro

Twitter: @albertotovarc

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