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Foto del escritorAlberto Tovar

Cuidado, puedes estar sufriendo el “efecto Diderot”


En ocasiones, sin percatarnos, gastamos mucho más de lo debido, incluso con una forma “justificada” de tomar las decisiones de compra y podría ser causado por el “efecto Diderot” que proviene de una historia de 1769, pero esta plenamente vigente. Te la cuento.

Denis Diderot fue un reconocido intelectual, escritor y filósofo, además de enciclopedista francés quien en un ensayo llamado “Lamentos por separarse de mi vieja bata” describe como un obsequio le llevó a sentirse miserable. La lógica fue que la elegancia de su bata nueva opacó las demás posesiones, que le parecieron de mal gusto y se sintió insatisfecho, al grado de empezar a renovar su casa y le obligo a endeudarse.

Con todo y que el cuento fue redactado hace siglos, narra situaciones modernas de cómo se cae en una espiral de gasto porque un solo bien comprado demerita los actuales y aunque lo creyéramos “lógico” en un inicio, podríamos estar sufriendo ese síndrome.

Lo anterior, se acrecienta con la invasión de la mercadotecnia a través de la infinidad de medios digitales. Una adquisición considerada “un pequeño lujo que me puedo permitir” se convierte en una avalancha de compras, pues lo viejo ya es discordante; esto sucede con artículos como la ropa, los muebles o los aparatos electrónicos; prácticamente con cualquier cosa.

El fenómeno tiene sentido, porque detrás de las posesiones de los seres humanos hay un principio de identidad individual y de pertenencia a un grupo, lo cual puede generar un consumo interminable. El problema surge cuando el enfoque de renovación evita el ahorro, la prevención y conduce a un endeudamiento rápido con tarjetas de crédito.

Esto lo saben los mercadólogos y los líderes de las marcas. Antes, por ejemplo, un argumento de venta era “te va a durar por siempre”; ahora, dicha postura es anacrónica y “aburrida”. Hoy, todo dura temporadas, la ropa es desechable, los dispositivos electrónicos son innovados en meses, vivimos en un mundo en donde la obsolescencia transcurre en un lapso demasiado corto, llevándonos a un gasto permanente si queremos estar a la moda o ser “early adopters

¿Cómo vencerlo? Como ya lo he argumentado, es importante reconocer que las decisiones están llenas de una elevada carga emocional y que la única salida es enfriarlas con una alta racionalidad; es decir, reflexión, análisis y evaluación.

¿Has caído en el efecto Diderot? Coméntame en Instagram: @atovar.castro

Twitter: @albertotovarc

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