Si existen una infinidad de disciplinas orientadas a la administración de los negocios ¿Por qué darles un tratamiento especial a los de origen familiar? La razón es contundente; las estadísticas muestran que 70 de cada 100 empresas familiares mueren al pasar a la segunda generación y solo sobreviven 12 en la tercera.
La buena noticia es que hay una metodología para evitar su desaparición y aprovechar las ventajas que tienen, al tener parientes dentro de sus cuadros directivos. Si embargo, el reto principal será alcanzar acuerdos y ahí es donde las técnicas de coaching son muy valiosas.
Aspectos tales como la formación del consejo familiar implica negociar como grupo en la forma de trabajar y se tendrán que establecer reglas del juego, como la entrada o salida, edades de jubilación, convivencia y sucesión, entre otras muchas cosas. Todo esto, significa lidiar con el conflicto.
El punto central no sólo es llegar a los acuerdos, sino que se cumplan, además de revisarlos sin discusiones infructuosas y llenas de emocionalidad.
El coaching aporta herramientas para generar una comunicación efectiva que permita a todas las partes involucradas expresarse, respetando sus opiniones, para luego resolver lo que deben hacer.
Es frecuente que el organigrama en las empresas familiares sea confuso o inexistente, sin una cadena de mando transparente, lo que deriva en improvisación. Por ello, es básico conformar un equipo estructurado con áreas bien definidas de responsabilidad.
El Coaching facilita la comunicación efectiva entre los ejecutivos de la compañía y parientes, para llegar a las metas previamente delineadas. Evita la violenta verbal, que es ineficiente, porque conduce a resentimientos que se verán reflejados en malos resultados.
En ocasiones, es necesario también apoyar a algún miembro en particular para que encuentre sus objetivos de vida y le quede claro cuál será su papel dentro de la organización.
Las familias tienen, por lo regular, conversaciones pendientes que es conveniente llevar a cabo y para ello el coach es una pieza invaluable. En lugar de postergarlas, deben afrontarse con inteligencia emocional.
Esto permite zanjar diferencias para llegar a conclusiones de Ganar – Ganar
Al final de cuentas, la familia se convierte en un equipo de trabajo que está comprometido a lograr, como cualquier otro, estándares altos de desempeño
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