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¿Tú no quieres ser rico?


El mundo tiende a polarizarse y México no es la excepción; hoy existen más de 20 millones de personas en la extrema pobreza y más de la mitad de la población sufre un nivel de precariedad para obtener los satisfactores básicos. Peor, cuando el presidente asocia la riqueza con la corrupción, el conservadurismo y hasta se mofa usando el término “fifis” ¿a dónde nos conduce esa actitud? ¿Tú no quieres ser rico?

Detrás de la administración de las finanzas personales esta el objetivo final de tener abundancia para encontrar un mayor bienestar y felicidad. Vivimos en una sociedad en donde se requiere el dinero, desde un país capitalista como Estados Unidos, hasta comunistas como puede ser Rusia o Cuba.

Es una aberración castigar el éxito y el logro de contar con un patrimonio que permita adquirir lo que tú, honradamente, has obtenido con trabajo, ingenio y dedicación; ya sea como empleado o emprendedor.

De manera categórica, la solución no está en empobrecer a todos, sino en sacar de la miseria a quienes la padecen. ¿Qué México queremos? Tengamos cuidado con nuestra actitud.

Me comentaron una anécdota acontecida en Venezuela en la que me narraban como una cajera de un supermercado, y las personas de alrededor, vieron con coraje a quien compraba varios paquetes de galletas. Lo percibían como un abuso, porque adquiría “más de lo necesario” cuando otros no pueden tenerlo. ¿Queremos que esto pase en México?

La palabra “Rico” proviene del alemán arcaico “Ricks”, que significa “Poder”; te invito a que lo disocies de la connotación de injusticia y lo llevemos a su expresión lógica de “poder hacer cosas”; en ese sentido, implica la posibilidad de cubrir requerimientos básicos como alimentarte o vestirte; de crecimiento como estudiar; de diversión como viajar; o de trascendencia, como sacar adelante a la familia. ¿No quieres ser rico?

El rencor aumenta por la falta de oportunidades y lo que se llama “movilidad social”; es decir, qué tanto la población puede llegar a mayores niveles económicos. Es la frustración la que genera el enojo y aceptar esa postura ridícula de agredir a quienes lo han logrado.

Aunque todos podemos ayudar para que alguien en particular salga adelante en sus aspiraciones, es el Estado a través de nuestros impuestos quien tiene la obligación, diseñando políticas públicas para ello. Esto trasciende el asistencialismo que sólo perpetúa la situación de pobreza; se requiere empleo, educación y estrategia, lo cual escasea en esta y las anteriores administraciones de gobierno.

De poco sirven las finanzas personales si carecemos de las oportunidades, no caigamos en el autoengaño de “estoy bien porque soy pobre” y evitemos “comprárselo” a los políticos que lo usan de carne de cañón para llegar al verdadero poder que corrompe

¿Tú no quieres ser rico? Coméntame en Instagram: @atovar.castro

Twitter: @albertotovarc

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