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Síndrome del impostor: desafíos y oportunidades


El llamado "síndrome del impostor" presenta ventajas y desventajas en su manifestación entre líderes y directivos de empresas. A través del coaching ejecutivo, es factible desarrollar estrategias para enfrentar y sacar provecho de esta situación.

Conocido también como síndrome del fraude, es un patrón psicológico en el cual una persona pone en duda sus logros y capacidades, temeros@ de ser expuest@ como un "farsante". A pesar de contar con evidencia objetiva de sus competencias; quienes lo experimentan, atribuyen sus éxitos a la suerte o a la manipulación de las opiniones ajenas, en vez de a su esfuerzo y habilidades.

Exploraremos lo negativo y positivo del síndrome del impostor, así como la manera de encontrar un equilibrio saludable entre la confianza y el reconocimiento de las áreas de mejora.

En relación con lo negativo, encontramos la baja autoestima. Los líderes afectados cuestionan sus habilidades y alcances, lo que repercute en su efectividad laboral. Además, el perfeccionismo y la autocrítica excesiva genera un entorno tóxico y estrés en su equipo. Por su parte, el temor al fracaso conduce a decisiones inseguras y se corre el riesgo de perder oportunidades que beneficien a la organización.

En contraste, lo positivo del síndrome del impostor cuando se trabaja en forma adecuada, incluye la humildad, ya que la conciencia de las limitaciones personales puede propiciar un ambiente colaborativo y estrechar vínculos con colegas y subordinados. La autoevaluación constante fomenta una reflexión sobre el desempeño y las áreas de mejora. Asimismo, el esfuerzo y la dedicación llevan a los líderes a esmerarse para demostrar su valía. El aprendizaje y la empatía con los empleados es otra ganancia tangible, generando un escenario inclusivo.

Algunos aspectos que es posible abordar en el coaching podrían ser:

1.- Autoconocimiento y reflexión para ayudar al coachee a identificar y reconocer sus logros, aptitudes y fortalezas, lo que les permite desarrollar una imagen propia más realista.

2.- Redefinición del éxito y el fracaso, comprendiendo que ambos son normales e inevitables del proceso de crecimiento y aprendizaje.

3.- Establecimiento de metas retadoras, pero alcanzables y medibles. Esto puede reducir la presión y fomentar un enfoque hacia la interacción con su equipo.

5.- Abordar el manejo del estrés y la ansiedad evitando que le afecten en su salud y en la manera en que se relaciona con sus colaboradores.

6.- Impulsar la autoafirmación, aceptando los elogios y reconocimientos, lo que refuerza la confianza en sí mismo y sus habilidades y logros.

¿Conoces a alguien con el síndrome del impostor? Coméntame en redes sociales como LinkedIn, Instagram o Twitter.

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