Con tanto avance tecnológico que nos lleva a utilizar los dispositivos electrónicos y aplicaciones que facilitan la vida, corremos el riesgo de olvidarnos de lo básico y sencillo en la administración de las finanzas personales.
Paradójicamente, en la era digital, regresar al papel y lápiz puede resultar en una experiencia más personal y poderosa. Escribir a mano los gastos e ingresos, en lugar de hacer clic en un botón, incrementa el conocimiento sobre a dónde se va cada centavo. Y es en este marco donde entra en juego una técnica japonesa ancestral: el Kakebo.
Nace en 1904, por Hani Motoko, la primera mujer periodista del japón. Su creación respondió a la necesidad de apoyar a las familias a gestionar sus finanzas domésticas en un contexto de cambios sociales y económicos significativos. El país experimentaba una transformación, y el Kakebo surgió como una brújula para ayudar a las personas a navegar por la incertidumbre
El Kakebo no es sólo un libro de cuentas; es un ritual, una práctica meditativa que invita a reflexionar sobre los hábitos de consumo y relación con el dinero. Es llevar, de forma metódica, un registro de los ingresos y gastos, permitiendo al usuario tener un control y consciencia plena de sus finanzas.
Si bien es cierto que hoy en día encuentras libros específicos de Kakebo en plataformas como Amazon, la esencia de esta técnica puede ser aplicada en cualquier libreta o cuaderno que tengas.
Los componentes de este método son:
1.- Objetivos: Definir tus metas te brindará una dirección y propósito en tu gestión financiera. Es una manera de responsabilizarte y comprometerte de lleno con tus propias aspiraciones económicas.
2.- Registro de Ingresos: Anotar con detalle todas las entradas de dinero, asegurando una visión clara de tus capacidades financieras.
3.- Registro de Gastos Fijos: Tener en cuenta tus obligaciones mensuales recurrentes, desde la renta hasta el pago de servicios o créditos contraídos.
4.- Categorización de Gastos Variables: Establecer “cajones” para tus erogaciones diarias, como alimentos, entretenimiento, educación, entre otros.
5.- Reflexión Mensual: Al final de cada mes, se realiza una revisión de los gastos, permitiendo identificar áreas de mejora o reajuste.
En un mundo que avanza a un ritmo vertiginoso y donde la digitalización parece ser la norma, el Kakebo nos conduce a desacelerar, a reflexionar y a conectarnos con profundidad en nuestras finanzas. Es un recordatorio de que, a veces, las soluciones efectivas son también las más simples. Es tiempo de que retomemos el control y que lo hagamos a la manera tradicional: con papel, lápiz y una buena dosis de introspección.
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