No podría estar más complicado el escenario económico para el mundo y en particular para México y eso hace de entrada una objeción fuerte para emprender; sin embargo, también surgen oportunidades que podrían valer la pena aprovechar; ¿cuáles serían algunos elementos para considerar tomar esta decisión? Te comparto una reflexión al respecto.
1.- El mercado ha cambiado y tal vez para siempre en ciertos aspectos; además habrá negocios que cerrarán definitivamente por la contingencia. Esto presenta una coyuntura para quienes deseen cubrir esas nuevas necesidades provocadas por la pandemia.
Con seguridad saldrán empresas que tenían buena demanda y en términos de operación eran viables, pero que su situación financiera fue insostenible. En ese caso se puede optar por reemplazar las áreas dejadas por otros.
En ocasiones es difícil transformar la forma de trabajar, porque hay barreras estructurales como el tamaño de escala. Es decir, arrancar un negocio desde cero con las “nuevas reglas del juego” como es el formato digital, puede ser más efectivo.
2.- El “timing” es fundamental, pues sabemos que existe una recesión y la pandemia está lejos de terminar sin un tratamiento y una vacuna. La pregunta que debes hacerte, si tienes decidido entrar con una propuesta al mercado, es ¿cuándo es el momento adecuado? De ello puede depender el éxito o fracaso de la iniciativa.
3.- ¿Cuánto tardarás en obtener tu punto de equilibrio? Es importante tener contempladas las finanzas de la nueva compañía para evitar quebrar antes de alcanzar la consolidación. Una opción es compartir el riesgo invitando a socios capitalistas para no comprometer el patrimonio por completo.
En el terreno de la operación cotidiana el mejor consejo es reducir los costos fijos en todo lo posible, para que los gastos estén en función de las ventas.
4.- En paralelo, es básico tener unas finanzas familiares sanas dentro de un periodo largo de tiempo, porque eso podría restar la permanencia y quedar mal con los requerimientos de ambos: la casa y el negocio.
5.- Cuidado con el apalancamiento en la primera etapa; puedes poner en peligro la viabilidad. Es preferible iniciar con recursos propio y de socios. Aunque el costo de los créditos tiende a bajar, dejemos las deudas para cuando se requiera crecer y se tenga la certeza de que se tendrá el flujo para hacer frente a los pagos.
“Las crisis generan oportunidades” es un paradigma verdadero, pero debe ser acompañado de cautela y análisis, pues nunca estaremos exentos de riesgos.
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