La Generación Z, también conocida como centennials, enfrenta desafíos significativos al ingresar al mercado laboral, especialmente en el manejo de sus finanzas personales. Este grupo ha comenzado su vida profesional en un entorno económico complicado.
En primer lugar, el crecimiento se ha desacelerado a una tasa insuficiente para absorber a todos los jóvenes que desean emplearse. Esta situación ha provocado una reducción del salario real y empuja a muchos a optar por la informalidad.
La falta de alternativas los obliga a aceptar trabajos sin prestaciones o con cotizaciones bajas para el retiro, buscando maximizar su salario a corto plazo. Sin embargo, esta decisión tiene consecuencias, ya que algunos llegarán a la edad de jubilación sin los recursos necesarios.
Además, el entorno de menores ingresos se ve agravado por las altas tasas de interés para el crédito, complicando aún más la posibilidad de formar un patrimonio por medio de la adquisición de bienes raíces.
Por otro lado, la automatización y la inteligencia artificial están transformando el mercado laboral a una velocidad sin precedentes. Aunque estas tecnologías abren nuevas oportunidades, son una amenaza considerable, ya que empleos tradicionales corren el riesgo de volverse obsoletos. Este cambio implica una constante actualización de habilidades y la disposición a reinventarse.
La tendencia al trabajo remoto, que ha ganado popularidad en los últimos años, presenta un reto, pues conlleva una desconexión del ambiente corporativo, lo que dificulta el avance profesional. Estudios han demostrado que quienes trabajan desde casa tienden a ganar menos y enfrentan mayores obstáculos para ascender en sus carreras.
En cuanto a sus hábitos de consumo, se distinguen por su preferencia por las experiencias y la tecnología. Los viajes, gadgets y suscripciones a servicios digitales son algunas de sus principales tentaciones. Sin embargo, este patrón, sumado al fácil acceso a crédito caro a través de tarjetas, puede conducir a endeudarse en exceso. La presión de las redes sociales para mantener un estilo de vida aparentemente perfecto contribuye a este problema.
La gig economy, que incluye trabajos temporales, freelance y por proyecto, es una opción cada vez más común. Aunque ofrece flexibilidad y la posibilidad de diversificar ingresos, también implica una falta de estabilidad y seguridad a largo plazo. La elevada rotación laboral, impulsada por la búsqueda de una ocupación que los satisfaga plenamente, puede llevar a periodos sin entradas, entorpeciendo la construcción de un patrimonio sólido.
Aun cuando todas las generaciones han enfrentado sus propios retos, es fundamental que los centennials identifiquen estas dificultades y las visualicen como oportunidades para tomar decisiones informadas en la administración de sus recursos.
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