El inicio de un año es buena excusa para reflexionar. En el arranque de 2022 me gustaría usar como punto de referencia dos libros: “Ikigai, los secretos de Japón para una vida larga y feliz” y “El método Ikigai”, ambos de Hector García y Francesc Miralles.
Ikigai es una palabra sin traducción exacta, pero según los autores sería “Aquello por lo que vale la pena vivir”, lo que da sentido a tus acciones y te hace levantarte con ilusión cada día. Bajo este enfoque, se busca el equilibrio entre el pasado, presente y futuro, para realizarnos con plenitud.
En términos de finanzas personales sería ir más allá de ganar y gastar dinero, sino preguntarnos si la administración de los recursos va encaminada hacia lo que queremos para nuestras vidas. Es decir, le da un fin al ahorro y nos facilita el llevarlo a cabo, además de ser una guía cuando tenemos dudas sobre cierto tipo de erogaciones.
Descubrieron que en los lugares en donde hay gente muy anciana, nadie estaba jubilado por completo. Todos habían encontrado su “Ikigai” trabajando en algo. “Quizás el mayor secreto de la longevidad sea estar siempre ocupados, dedicando nuestro tiempo a actividades que amamos”
Esto nos lleva a valorar el empleo para generar ingresos y a analizar si en realidad estamos haciendo lo que nos apasiona y nos permite mantenernos en ello por un lapso indefinido.
Ahora bien, la respuesta no tiene porque ser binaria, de “sí o no”. Analicemos cuáles serían los cambios por realizar o qué actitudes adoptar para convertir el trabajo en un “Ikigai”
Manejan también el concepto “Shinkansen”, que significa “nueva línea troncal” y ponen de ejemplo la construcción del tren bala en Japón que significó un cambio radical de visión, pues una mejora simple nunca los hubiera llevado a las velocidades deseadas.
En este sentido, el cuestionamiento sobre las finanzas podría ser ¿cuál es la transformación profunda que necesitamos para alcanzar los objetivos? Tal vez requiera un cambio substancial.
Contemplar metas en apariencia imposibles ayuda a pensar en forma lateral y a deshacernos de ideas o procesos viejos. Esto implica un adiós al conformismo y a vivir bajo un esquema de “apenas me alcanza para sobrevivir”.
La transformación debe partir del cambio de hábitos que permitan sostenernos en el foco establecido. “Paciencia sin acción lleva a una vida pasiva. Paciencia con perseverancia nos lleva a cumplir objetivos”.
Para este 2022 se esperan grandes retos económicos y sería un excelente enfoque el pensar más allá de lo cotidiano y encontrar el Ikigai y Shinkansen que nos conduzca a un mayor bienestar.
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