El ambiente en las empresas familiares puede convertirse en la gloria o el infierno para sus miembros, dependiendo de cómo establezcan el protocolo y las reglas de convivencia. Reconozcamos que es la fuente de un patrimonio transferible a través de las generaciones, si se le cuida y se sientan las bases de una comunicación efectiva que pueda ser impulsada a través del coaching ejecutivo.
La forma de integrar a la familia en la empresa tiende a ser dicotómica; en ocasiones se les ve como a un simple empleado, incluso poniéndolos a realizar las actividades menos agradables y tratándolos de una manera grosera, sin ningún tipo de paga; mientras que, en otras, se les maneja “entre algodones” y quieren que los vean como “herederos” del poder, ganando una cantidad de dinero desproporcionada para sus obligaciones.
Ambos extremos provocan una distorsión que perjudica la transición generacional y envía mensajes confusos a la organización. El paso de los miembros de la familia debe ser motivador y didáctico, porque quieren estimularlos con la idea de participar y además es necesario que entiendan la operación.
Es bueno que conozcan diferentes departamentos y sean productivos, pero con una mentoría y coaching, que les permita aprender el funcionamiento con respeto hacia ellos y los demás compañeros de trabajo.
En este sentido ayuda el tener delineada una metodología de empresa familiar con un protocolo para vincularlos seriamente en la compañía, con reglas claras de entrada y un mensaje transparente sobre los diferentes caminos en los que pueden participar.
Algo que se descuida, es la convivencia entre hermanos y primos, corriendo el riesgo de generar rencores o envidias que dañen su integración. Es importante marcar una comunicación efectiva en todos los órdenes y sin violencia verbal, insultos y descalificaciones.
Adicional a la interacción uno a uno o la relación normal entre la dirección y las gerencias, estarían las instancias de la gobernanza, como serían el consejo de administración, el consejo familiar y la asamblea familiar.
De esta manera, es posible dejar claro las formas de participar en el negocio, las oportunidades que se presentan, así como la evolución del capital y decisiones en relación con la propiedad.
En efecto, las empresas familiares tienen características difíciles de manejar, pero lo bueno es que existe una metodología que ayuda a solventar los problemas y procura el mantenimiento del patrimonio a través del tiempo.
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