A raíz de una reflexión sobre los seguros de gastos médicos mayores (SGMM) en este espacio, recibí comentarios relacionados con el encarecimiento desproporcionado de esta cobertura; vale la pena entrar al tema para valorar su relevancia.
El principio básico de los SGMM es que aumentan con la edad. Por eso es barato en la juventud, mientras que en la vejez llegan a ser impagables. Regularmente lo hacen en quinquenios y los incrementos son cada vez más fuertes; de esta manera, al rebasar los 50, 55, 60 ó 65 años, la carga financiera es significativa.
El segundo aspecto es la siniestralidad del grupo de personas que los contrataron si una empresa lo dio como prestación para sus empleados y en el caso de haberlo adquirido en forma independiente por la siniestralidad a nivel nacional. La aseguradora se estaría protegiendo.
El tercer factor son los costos de la atención médica, como son los doctores, las medicinas y los hospitales, que siempre son superiores a la inflación; yo diría en exceso. Además, hay un círculo vicioso, porque utilizamos los SGMM y descuidamos el uso racional del recurso, mientras que la cadena de servicio se aprovecha, aplicando extras a la cuenta y nosotros decimos; “no importa, lo cubre el seguro”.
El problema es que al final lo pagamos con el encarecimiento de las pólizas.
Similar a los casinos, la casa nunca pierde y las aseguradoras podrán tener reducción de sus utilidades por eventos catastróficos masivos, como un terremoto, un golpe del terrorismo como las torres gemelas en NY, o la contingencia de salud con el coronavirus, pero pasado el efecto, buscarán resarcirse del proceso.
Al ser pocas las compañías, limita que la competencia entre ellas haga moderar sus cotizaciones. Sobre todo, si tienen una alta solvencia de capital, pues de nada sirve algo barato sin un buen servicio y con riesgo.
Los legisladores deberían imponer reglas, para vigilar la práctica médica y castigar a doctores que operan sin necesidad; hospitales con cargos innecesarios y farmacéuticas fijando precios prohibitivos a sus productos.
Es mínimo lo que podemos hacer de manera personal, pero cuidemos excedernos en la cobertura y tengamos claro que será pagada por un periodo largo de tiempo, aunque no la lleguemos a usar.
Eventualmente será complicado seguir liquidando la póliza y se requerirá una institución como el IMSS o el ISSSTE, por eso es importante estar al corriente de sus cuotas y registrado, para en caso de una emergencia.
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