¿Qué significa para tus finanzas que el PIB caiga 18.9 por ciento en términos anuales en el segundo trimestre? Recordemos que para ocupar a quienes se incorporan cada año al mercado laboral, se requiere un crecimiento de alrededor de 4 por ciento; por tanto, detrás de este desplome en la producción hay quebranto de empresa; una infinidad de despidos; reducción de sueldos; y desesperación de jóvenes y viejos por no conseguir empleo.
Según el Coneval, la proporción de pobres por nivel de ingreso llegó en mayo a 54.9 por ciento de la población; es decir, se sumaron más de dos millones de personas respecto al mes anterior. Por su parte, la UNAM calcula que a la pobreza extrema se añadieron 16 millones en el proceso de contingencia.
La preocupación es que los efectos de la pandemia están todavía lejos de terminar y con seguridad seguirán agregándose familias a las complicaciones económicas. En otras crisis sufridas en México, el sector informal era una válvula de escape a la presión, pero ahora está limitada por la transmisión del Covid19 y las políticas de confinamiento.
El escenario nos lleva a consecuencias colaterales como la inseguridad, porque la delincuencia organizada encuentra un caldo de cultivo para reclutar. El hambre y la desesperación son buenas excusa para robar.
También agrava los problemas de salud existentes, pues menos personas tienen cobertura, implicando la desatención de enfermedades y la prevención.
Tengamos cuidado con las cifras; pronto las autoridades argumentarán que ya retomamos el crecimiento. Sin embargo, esto se deberá a una base de comparación tan baja que cualquiera avance se vera como grande.
Será un dato ilusorio; imagínate que te reducen el sueldo 50%, ¿cuánto tendría que aumentar para llegar al monto previo? 100 por ciento.
¿Qué ha hecho el gobierno? Dificultar a la iniciativa privada el regreso a la actividad y ser asistencialista, que ayuda en forma momentánea y eterniza la dependencia de la población vulnerable. Es una manera de cooptar a una mayoría con fines electorales, lo cual es perverso.
La recuperación tardará años para alcanzar la producción absoluta antes de la pandemia y mientras eso sucede, es imprescindible contar con una buena administración de los recursos familiares. Significa, vigilar la salida de dinero y procurar entradas adicionales, o ocuparse lo antes posible, aunque el ingreso no sea el deseado, pues esto evita la descapitalización.
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