Quienes se encuentran en la tercera edad deberán asumir una posición proactiva; en tanto, la sociedad en su conjunto habrá de verlos como parte de la fuerza productiva y como elementos clave para el avance del bienestar.
Según la Consejo Nacional de Población, los mayores de 60 años representan en la actualidad el 11.3 por ciento, pero para 2050 llegaran a ser el 22.5 por ciento y ahí es probable que te ubiques, si superas los 30 años. Las características son especiales; muchos carecerán de la cobertura económica suficiente para hacer frente a sus necesidades básicas. Además, por el cambio en los patrones familiares, tendrán menos hijos ayudando a su manutención.
Un lector me comparte su opinión: “Tengo 67 años y planeo trabajar (¡Primero Dios!) por lo menos hasta los 70, o más. ¿Qué voy a hacer en la casa si me jubilo, mirar los techos?”. Esta es la actitud de una persona que enfrenta las vicisitudes con el ánimo de seguir siendo productivo; también, esta comprobado que el contar con una razón para continuar, reduce las enfermedades y mejora la calidad económica con la cual se vive.
Esto va más allá de poseer dinero para retirarse; recordemos las declaraciones de Carlos Slim, quien apoyaba la idea de elevar la edad de jubilación a los 75 años. Esto es posible porque la esperanza de vida ha aumentado con los adelantos médicos y ha permitido que padecimientos, antes limitadores de la actividad, ahora puedan ser sobrellevados con medicamentos.
Hasta aquí el esfuerzo de las personas, pero tiene que haber una transformación institucional y organizacional. Si un viejo quiere sacar un crédito batallara para obtenerlo, al presuponer que su “vida útil es menor” y al no ser candidato para los seguros.
En las empresas debe sacarse ventaja a la experiencia, que combinada con el conocimiento tecnológico de los jóvenes, se potencializa en forma considerable. Es una mezcla de arrojo de los millennials y centenials, con la prudencia de los baby boomers y generación X.
Podría esperarse una menor confrontación tecnológica, pues los viejos del 2050 beberían contar con una mayor predisposición al cambio, ya que toda su vida la enfrentaron bajo esa circunstancia.
Esta nueva visión le da viabilidad al futuro, porque una jubilación, sumada al ahorro adicional, con percepciones parciales, genera un monto que bien sirve para el gasto cotidiano y hasta para darse ciertos lujos.
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