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Alberto Tovar

Damnificados silenciosos por la recesión



Con una crisis como las ocurridas en 1987 ó 1994, no hay duda de la afectación a todos los sectores de la economía y se deja sentir de manera avasallante. En este momento, el proceso de recesión es lento, pero a muchos provoca angustia.

En México es un lujo estar desocupado, porque no existe una cobertura como en otros países. La mayoría de la población carece de recursos para sostenerse sin trabajo por un lapso largo de tiempo, así que las cifras de empleo que recientemente generaron una controversia con el presidente, pueden resultar irrelevantes, pues el fenómeno se transforma en “subempleo” y en la proliferación de la economía informal.

Me refiero a quienes están sobre calificados para lo que realmente hacen. Profesionistas o personas altamente capacitadas por su experiencia que deben aceptar posiciones menores o salir a vender cualquier artículo para llevar sustento a sus casas.

Otro reflejo es a través de salarios estancados, que al mantenerse, equivale a un ajuste negativo en términos reales, pues la inflación sigue su marcha, provocando una reducción en el consumo. Probablemente se dará primero en lo superfluo, pero alcanza a lo básico tarde o temprano. Se percibe con claridad al contratar algún préstamo para cosas que antes se podían absorber, como los útiles escolares de los hijos o simplemente la elevación del saldo a pagar en la tarjeta.

Los pequeños negocios también lo sufren con poca demanda y obliga a conservar los mismos precios o bajarlos. La mortandad de proyectos empresariales aumenta cuando hay menor actividad productiva.

El efecto de una caída en el dinamismo económico es que el patrimonio se ve dañado porque la inflación y el completar el gasto diario conduce a irlo disminuyendo en función de la capacidad de compra. Las alternativas de inversión se vuelven riesgosas y con bajos rendimientos.

La solución general escapa de nuestras manos y está en el ámbito de la política pública, además de las decisiones que se toman fuera de las fronteras e incluso influidas por intereses políticos electorales.

¿Qué podemos hacer? Estar conscientes de la situación y buscar moverse hacia terrenos seguros mientras la tendencia cambia. Más que nunca, obliga a llevar una buena administración del gasto y atender las finanzas personales.

En algunos casos se podrán aprovechar las oportunidades que dejan las crisis, pero con cuidado, conocimiento y sensibles al riesgo.

¿Te sientes afectado por la recesión? Coméntame en Instagram: @atovar.castro

Twitter: @albertotovarc

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