Si el arranque de 2022 era incierto por la pandemia, en el 2023 hay una avalancha de circunstancias negativas que pueden generar un miedo paralizante en la toma de decisiones financieras. El riesgo de recesión mundial, la pérdida de trabajos, inflación y altas tasas de interés, son algunas de las amenazas en el entorno. Aunque para muchos jóvenes es la primera vez que lo viven desde una perspectiva laboral, este fenómeno se ha presentado en forma reiterada y es cuestión de prepararse para ello.
Un estrés moderado nos hace ser más productivos al ponernos alerta y listos para reaccionar; sin embargo, cuando se traduce en ansiedad se convierte en una sensación de pérdida de control y de un futuro incierto, que conduce a malas resoluciones. Por eso es importante entender la magnitud de la posible crisis de las finanzas personales.
1.- La peor actitud es menospreciar la realidad y continuar con el mismo nivel de gasto en épocas inflacionarias y acrecentar la deuda de consumo a corto plazo. Esto ocasiona una pérdida del ahorro y un exceso de endeudamiento.
Si existe una afectación seria en las finanzas, es preferible reconocerla y cuantificarla para saber el esfuerzo de contención que debe ser hecho y actuar con la mayor anticipación posible.
2.- En el contexto de una familia, es básico el diálogo empático de lo que sucede; aceptar la emocionalidad de los demás, porque también están siendo impactados. Es fundamental buscar la comprensión y colaboración para hacer el ajuste necesario.
Es un buen momento para reflexionar sobre el verdadero valor de las cosas materiales y darles su justa dimensión; darse cuenta de lo que se tiene, en lugar de resaltar los deseos insatisfechos. Hay un aprendizaje para todos.
3.- El miedo radica en desconocer qué pasará y cómo nos dañará. Para eso, es muy constructivo armar escenarios y “planes b” que ayuden a recuperar la estabilidad.
4.- No a todos les va mal, incluso es posible aprovechar las oportunidades que se abren en las crisis. Si tienes un trabajo estable y eres cuidadoso con tus gastos e inversiones pasaras esta etapa con tranquilidad.
Ya en este espacio había señalado la relevancia de ponerle nombre a los miedos, de tal manera que podamos clarificarlos y ver qué tan reales son o se tratan simplemente de suposiciones que probablemente nunca ocurrirán.
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