En México festejamos y bromeamos sobre la muerte; tal vez eso podría explicar porque es tan baja la previsión. Son comunes las crisis al fallecer el proveedor de los recursos; salen los hijos de las escuelas privadas; la familia se ve obligada a trabajar y eventualmente es imprescindible enfrentar una atención médica. Revisemos algunas acciones básicas.
1.- Seguro de vida. Es una responsabilidad resguardar el futuro inmediato de los dependientes y para eso existen coberturas baratas que, si bien no solventarán todas las necesidades de manera permanente, si otorgan una cantidad para aguantar el golpe inicial de la partida y permite que las decisiones sean menos apresuradas.
2.- Testamento. Aun cuando pienses que tienes pocas posesiones, es bueno dejar seguridad jurídica a los seres queridos. Es mínimo el costo con un notario, si se compara con las ventajas posteriores, pues facilita tomar los bienes en forma transparente, evita las peleas y ayuda a soportar los requerimientos financieros.
3.- Beneficiarios en inversiones. Revisar quiénes recibirán los recursos en caso de muerte y alinearlo con el testamento. Sugiero que al menos en una de las cuentas firme otra persona, ya que el trámite de reclamar el depósito lleva tiempo y pone en aprietos para el gasto diario.
4.- Sucesión en el negocio. Es frecuente pensar que a los hijos o esposa no les interesa la empresa, pero es sorprendente como terminan dirigiéndola. La sucesión es en un momento aislado; sin embargo, se trata de un proceso a iniciar mucho antes para darle continuidad.
5.- Fideicomiso. En ciertas circunstancias es valioso para disponer de un patrimonio dando instrucciones a un tercero bajo un contrato para que lo administre y lo entregue al o a los beneficiarios con las características que se haya estipulado.
6.- Servicio funerario. Cuando ya lo hijos tienen una situación económica asegurada y se posee un capital suficiente, bien puede uno decidir la última morada. Elegir el lugar de la velación y definir en dónde se depositarán los restos mortuorios.
7.- Pendientes generales. Tener a la mano información básica como escrituras, seguros, inversiones, etc. Además, arreglar cualquier inconsistencia de nombres o datos que entorpezcan la entrega de los activos. También, en esta era digital es recomendable dejar por escrito en un sitio especifico las claves de ingreso a las cuentas.
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