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¿Y si innovar fuera más simple de lo que crees?


Con frecuencia vinculamos la innovación con inventos sorprendentes generados por genios o científicos en sofisticados laboratorios. Imaginamos transformaciones radicales que revolucionan paradigmas establecidos. Sin embargo, en la vida real, innovar resulta más cotidiano y accesible de lo que solemos creer.

Una perspectiva distinta para entenderla es el llamado "Pensamiento de Precedentes", un enfoque centrado en adaptar y combinar ideas ya existentes con creatividad. Por ejemplo, Henry Ford no inventó el automóvil ni la línea de ensamblaje; su mérito consistió en combinar elementos provenientes de diversas industrias. De manera similar, Netflix no generó el entretenimiento audiovisual, sino que fusionó el modelo clásico de suscripción con tecnologías emergentes como el streaming y los algoritmos personalizados.

Así, innovar no siempre implica crear desde cero. Consiste en encontrar soluciones eficaces y novedosas a problemas conocidos, mejorar procesos y aportar valor adicional. Inspirarse en experiencias anteriores que tuvieron éxito en otros contextos constituye un método válido y eficaz.

Para impulsar la innovación en las organizaciones es necesario cultivar una cultura orientada a la curiosidad y al aprendizaje permanente, aspecto que se fortalece mediante el acompañamiento estratégico del coaching ejecutivo. Esto conlleva a motivar a los empleados a explorar ideas, cuestionar procesos establecidos y aprender del error sin temer al fracaso. También es importante promover la colaboración y diversidad, generando espacios donde personas con diferentes trayectorias y perspectivas intercambien y enriquezcan sus conocimientos.

Otro punto relevante es incentivar la experimentación y la mejora continua. Esto significa permitir a los equipos hacer prototipos, evaluar ideas nuevas, medir resultados y ajustar procesos con regularidad. Además, reconocer y premiar los esfuerzos innovadores, destacando no solo los logros sino también las lecciones obtenidas cuando algo sale mal fortalecen la confianza y el compromiso general.

El liderazgo desempeña un papel fundamental, y aquí el coaching ejecutivo aporta gran valor al facilitar que los directivos desarrollen habilidades para guiar equipos en ambientes de cambio permanente. Deben mostrar interés genuino, con flexibilidad y respaldando iniciativas.

Asimismo, vivimos en un entorno interconectado en donde las colaboraciones con otras organizaciones, startups, universidades e incluso competidores, permite acceder a perspectivas valiosas difíciles de generar individualmente. El objetivo no radica en rehacer siempre lo existente, sino en identificar aliados estratégicos capaces de acelerar los procesos.

Aquellas empresas que se adapten y evolucionen de manera constante serán las que destaquen en el futuro cercano. Por esta razón, innovar debe dejar de verse como una actividad reservada a personas excepcionales y transformarse en una práctica habitual integrada al día a día de todas las organizaciones.

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