El debate sobre la conveniencia de invertir en bienes raíces con el fin de arrendarlos persiste, especialmente en un contexto donde los rendimientos ofrecidos por el mercado de dinero han alcanzado sus niveles más elevados en varias décadas. La decisión no es sencilla y requiere una evaluación cuidadosa de diversos factores.
1.- En principio, es crucial comprender que adquirir una propiedad es una inversión a largo plazo. Esto implica tener un activo que podría permanecer años como parte del portafolio y su valoración debe ser analizada en ese contexto.
2.- En México, el rendimiento de los valores gubernamentales, son considerados de los activos con menor riesgo, muestra una ganancia real significativa. Por ejemplo, los Cetes a 28 días, registran en el mercado primario una tasa del 10.88 por ciento, mientras la inflación oficial está en 4.48 por ciento.
Esta situación es circunstancial por la política de control inflacionario y contrasta con períodos anteriores de tasas reales negativas, sugiriendo que podríamos enfrentar nuevamente esta condición en cuanto los precios de la economía se estabilicen.
3.- Dada esta realidad de tasas de interés elevadas, cualquier decisión de inversión merece ser analizada cuidadosamente porque el costo alternativo es muy alto.
4.- Si se compara de manera simplista con un bien raíz, podría argumentarse que mientras un departamento, por ejemplo, de 3 millones de pesos generaría una renta de aproximadamente 15 mil pesos, una inversión similar en el mercado financiero podría otorgar un pago de intereses de 26 mil pesos, lo cual a primera vista parece más atractivo.
5.- Sin embargo, este análisis no toma en cuenta el aumento en la plusvalía de la propiedad, un factor cuya proyección es compleja debido a la influencia de múltiples variables como ubicación, características, entre otros. De hecho, pasada la pandemia, los precios de los bienes raíces han aumentado significativamente, superando la inflación y alcanzando incrementos notables.
6.- Aunque los bienes raíces no ofrecen liquidez inmediata, representan una salvaguarda contra la ilusión monetaria causada por la inflación, a pesar de que esto pueda percibirse como un inconveniente en términos de disponibilidad.
7.- Rentar propiedades conlleva un trabajo mayor, comparado con la inversión en el mercado financiero, que se distingue por pasiva.
8.- La revalorización del bien inmueble, si se adquiere de forma estratégica, puede ofrecer una rentabilidad por plusvalía sustancialmente mayor. Este rendimiento depende del momento y de la eficiencia de la compra.
9.- Es importante no olvidar los costos de transacción, impuestos al vender, así como los gastos de mantenimiento y prediales, ya que todos estos afectan la rentabilidad de la inversión.
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