En la entrega anterior de este espacio inicié una reflexión sobre la importancia de la conducción de la política económica para las decisiones personales. Aborde la relevancia de mantener buenas expectativas en los mercados, porque inducen a la confianza y eso estimula las transacciones comerciales y financieras (www.elfinanciero.com.mx/opinion/alberto-tovar) Ahora comparto contigo otro aspecto primordial: la estabilidad.
Una de las funciones del Estado es proporcionar un ambiente en el cual se facilite el intercambio entre particulares y de certeza a los convenios realizados. Para ello, es básico darle seguimiento a tres variables que se interrelacionan: inflación, tasas de interés y tipo de cambio.
Son cruciales para llevar nuestras finanzas. La inflación debe ser moderada para que el desfase de los ingresos con el alza de precios sea mínimo o nulo y conserve su poder de compra.
Las tasas de interés influyen en las decisiones de inversión, pues se busca que el patrimonio vaya incrementándose en términos reales a través del tiempo. Además inciden en el costo del crédito y bajas pronunciadas tienden a impulsar el gasto de personas y empresas, lo cual le da dinamismo a la rueca productiva del país.
El valor de la moneda, en el caso de México, está ligado directamente al dólar estadounidense y es de alta prioridad, porque más de las tres cuartas partes del comercio externo se hace con los vecinos del norte, así como la inversión productiva y financiera proviene en su mayoría de ellos. La volatilidad de este mercado le pega a toda la economía, presiona la inflación y a las tasas de interés.
Ha surgido la controversia sobre cuál debería ser el objetivo del Banco de México que hoy está enfocado por ley a mantener una inflación que sea de 3 por ciento con un margen de un punto.
La acción del banco central para lograr la meta de precios se basa en mandar señales de alzas o bajas en las tasas de interés para regular la oferta y demanda de dinero.
Sin embargo, hay quienes sugieren que sea un mandato dual y también tenga como vocación procurar el crecimiento, lo cual obligaría a reducir las tasas de interés más allá de lo prudente y con esto se corre el riesgo de perder la tan preciada estabilidad.
Para el buen acontecer de las finanzas personales, debemos de vigilar que las autoridades monetarias y el gobierno tengan especial cuidado en las tres variables descritas; de lo contrario se afectará en forma seria el patrimonio familiar.
El otro punto relevante son las políticas públicas; a ello me abocaré en la siguiente entrega de este espacio.
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