El peso no se ha devaluado, atraviesa un proceso de depreciación. Esta aclaración pareciera una mera cuestión semántica, pero en realidad reviste una crucial relevancia para entender su comportamiento y la posibilidad de tomar decisiones en materia de inversión.
Está lejos de ser una devaluación, porque no es producto de la resolución unilateral del gobierno. Los movimientos del tipo de cambio son por la apreciación o depreciación en el libre juego de la oferta y la demanda. Por ello, el precio del dólar bien podría irse a 30 pesos o reducirse de nuevo a 18, dependiendo de la percepción de los participantes en el mercado.
En este sentido, la autoridad monetaria en México ha aprendido que darle la contra al mercado es muy costoso. Intentar defender el peso con reservas internacionales y elevaciones en las tasas de interés, tarde o temprano repercute en la economía, porque las divisas se van y la paridad termina disparándose como quiera de manera abrupta. Su intervención es más técnica, elevando el monto de coberturas cambiarias.
Si nos percatamos, en cada proceso de incertidumbre, el dólar se dispara y cuando alcanza niveles demasiado altos, el Banco de México empieza a vender una moneda cuyo valor es en exceso elevado, provocando un aumento en la oferta y una baja prolongada, para luego estabilizarse.
Por tanto, una conclusión importante, adquirir dólares en un entorno de incertidumbre entra al ámbito de la especulación y no debe considerarse como una inversión patrimonial. Quienes ingresan a está opción en condiciones de volatilidad habrán de estar conscientes de que podrían tener pérdidas significativas.
Las inversiones sustentadas en el dólar pudieron haber sido un buen instrumento de cobertura antes de su alza, ahora hay que estar al pendiente de cómo se dan los acontecimientos que escapan al pronóstico técnico, porque el origen es la pandemia del Covid19 la cual desconocemos hasta donde llegue.
La afectación en el terreno productivo y financiero son consecuencia de un impacto real, pero también por la especulación de una visión catastrófica. Es decir, si se controla de forma satisfactoria, el ajuste a favor puede venir igual de fuerte.
Una cobertura de corto plazo sería la adquisición de Ishares de oro, que en dólares han crecido en 13.8 por ciento de noviembre de 2019 a la fecha. En términos de largo plazo los bienes raíces podrían ser una opción adecuada, con la característica de mínima liquidez.
Insisto, entrar al mercado cambiario o bursátil en estos momentos es para conocedores y arriesgados.
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