Como parte de una estrategia de política económica anticíclica, los bancos centrales de todo el mundo estimulan la reducción de las tasas de interés para impulsar el endeudamiento y el consumo, lo cual conduce a una elevación de la demanda para regresar a la senda del crecimiento. Lo anterior sucede en México, al grado de provocar la discusión de si ya se contrajo más de lo prudente. Esto proporciona un ingrediente interesante para las finanzas personales.
Recordemos, el negocio de los bancos es ser intermediarios de los ahorradores con quienes necesitan un crédito. Entre menor sea la tasa de interés, sus ganancias se ven mermadas; adicionalmente, corren con el riesgo de elevar su cartera vencida como resultado de la falta de trabajo y sueldos bajos.
En ese entorno, las instituciones financieras están flojitas y cooperando para ofrecer créditos “baratos”, con buenas condiciones a sus clientes. En especial los hipotecarios, pues la garantía del bien raíz asegura el poder recuperar el recurso en caso de impago.
Esto se combina con una situación de mercado, porque las desarrolladoras inmobiliarias y los particulares venden sus activos en un ámbito deprimido y deben bajar el precio si quieren cerrar una transacción. De hecho, se llegan a observar cotizaciones de terrenos, departamentos, casas, locales y, desde luego, oficinas, a valores de al menos hace dos años. Claro, no están a la vuelta de la esquina, hay que buscarlos y negociar como parte del proceso.
¿Cuál es la apuesta? Con un Costo Anual Total (CAT) de los créditos hipotecarios de alrededor de 10 por ciento, el punto central es que la propiedad regrese a sus valores y los supere, al momento de que la economía del país retome el crecimiento. A esto, habrá de sumarse la posibilidad de rentar, o si es para habitarla, considerar la reducción del gasto en el alquiler.
Como referencia, en años pasados, algunos bienes raíces alcanzaron porcentajes de aumento en sus precios de hasta 20 por ciento en un año, lo cual significa que en cinco, estarían a más del doble.
Incluso, una opción es traspasar el pasivo para obtener una ganancia de capital importante. Hay quienes lo llevan a cabo con las preventas, con el riesgo de que falle el alza; el bien raíz no se venda rápido; y termine atorado pagando un adeudo.
Es conveniente aclarar que este tipo de inversiones requieren una cantidad alta de recursos, son de realización en el largo plazo, con muy baja liquidez, además de los riesgos de cualquier adquisición.
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