Nos libramos del efecto de los aranceles de Estados Unidos y las calificadoras Fitch y Moody´s bajan el grado de inversión a la deuda emitida por Pemex y el gobierno federal. Resulta ser un golpe a la economía de México y refuerza el impacto negativo en el ámbito familiar.
Es conveniente puntualizar que las calificadoras valoran la capacidad de pago de quienes emiten instrumentos de deuda; lo cual es un mensaje claro de que las instancias de gobierno están descuidando la viabilidad financiera de sus compromisos.
Las calificadoras han sido cuestionadas a lo largo del tiempo; por ejemplo en la crisis de 2008 muchos bonos basura tenían buena valuación y en otros casos, como el de Grecia, tardaron en advertir el riesgo y finalmente cayeron en impagos.
Reducir el grado de inversión le pega de manera directa a los precios de los tenedores de dichos instrumentos y habría de revisarse los fondos que los poseen, entre ellos las afores, así que podrían verse mermado el saldo en la valoración de los activos para el retiro.
Sigamos la lógica de un inversionista global ¿cuál sería su ganancia deseada para dirigir sus recursos a un país en particular?. El piso sería el rendimiento que ofrezca una nación con moneda dura, pero pediría una compensación por el tipo de cambio esperado de donde se deposita y, por supuesto, el riesgo de no pago.
En el caso de México existe la expectativa de depreciación del peso ante eventuales conflictos comerciales con Estados Unidos y además el riesgo aumenta por la valuación de las calificadoras; es decir, es una presión de mercado para que las tasas de interés se eleven, si queremos ser atractivos para los capitales foráneos y deseamos evitar una fuga de divisas. Esto se une a la necesidad de sostener réditos altos para contener el incremento de los precios .
Veremos por una parte premios por arriba de la inflación, pero también el encarecimiento de los créditos, sobre todo en los de consumo, como son las tarjetas.
En el terreno bursátil, por lo regular se acompaña el alza de las tasas de interés con un menor dinamismo de los títulos accionarios. A los grandes corporativos, por su parte, se les complicará el financiamiento externo por la contaminación de esta caída del grado de inversión.
Mala noticia para el país y las finanzas personales.
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