Como lo hemos recalcado en este espacio, el coaching permite a una persona maximizar su rendimiento. Es una herramienta poderosa que ayuda a guiar al CEO y a la organización hacia los objetivos deseados. Implica establecer metas, identificar obstáculos, descubrir soluciones y desarrollar estrategias.
Como director general, tener un coach puede ser invaluable, ya que ayuda a la claridad de propósito, para ayudar a alcanzar los objetivos de su empresa. Manejando un lenguaje en común, es factible aprender nuevas habilidades, conceptos e ideas que impulsen a la compañía al éxito final.
El coach trabaja junto con el nivel directivo para evaluar su situación actual, aclarar las metas y desarrollar un plan para lograrlas. Luego, hará interacciones de manera individual para ofrecer orientación, asesoramiento y apoyo con el personal clave y orientará a los equipos específicos para que sean altamente efectivos en sus compromisos.
Capacitará para que los líderes operen las herramientas básicas del coaching y sean capaces de conducir a su grupo de trabajo a mayores estándares, además de que aporten ideas creativas para impulsar el departamento en donde laboran.
Habrán de abordarse los aspectos en los cuales la dirección identifique áreas de oportunidad para encauzar a esos buenos elementos que por diversas razones presenten un rendimiento por debajo de su máximo posible. Incluso, proporcionar los instrumentos para llevar a cabo resoluciones difíciles, dependiendo de las circunstancias que se atraviesen.
Es fundamental crear un excelente ambiente de trabajo, el coach no es un capataz, sino un facilitador.
Con todos estos ingredientes, el CEO puede desarrollar una mejor comprensión de la ejecución e implementación de objetivos estratégicos y así tomar decisiones informadas, dirigir con confianza a la organización y responder de manera efectiva al clima comercial en constante cambio.
El proceso de coaching ayuda a ser más consciente de las fortalezas y debilidades, lo que les permite maximizar el potencial y trabajar en cualquier área.
Una parte clave es la comunicación entre el coach y los niveles directivos. Al proporcionar un espacio seguro para un intercambio de ideas abierto y honesto, es factible entender al equipo y construir relaciones de credibilidad. Trabajar con un coach fomenta una cultura de compromiso e inclusión dentro de la organización.
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